Juego de velas sádico

Ser una femdom sádica es parte de mi papel en esta relación. Hay momentos para la dulzura y momentos más estrictos. Una sumisa tiene que acostumbrarse a ambos...

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Me encanta cuidarme sin estrés y sin distracciones. El la luz de las velas me relaja. Y una buena música de fondo ayuda, quizás música de piano o arpa.

Hoy tengo que pulirme las uñas de los pies y de las manos. Un rojo hermoso, como la pasión.

Cuando me tomo un tiempo para mí, Todavía quiero tener a mi sumisa en la misma habitación. Sé que el mero hecho de mirarme, y de contemplar mi cuerpo, le excita. Comprendo que sólo le produzca placer, pero ese no es mi objetivo.

Mi objetivo es que sea capaz de contener sus emociones, sus instintos sexuales, su excitación. Quiero que aprenda a controlarse. Por eso he decidido cambiar a una femdom sádica y poner a prueba su resistencia.

Decidí ponerle la jaula de castidad a mi sumiso y utilizarlo como candelero. Tiene que estar en una posición incómoda, incluso dolorosa, con velas en las manos, sin quejarse, sin moverse y sin molestarme de ninguna manera.

Sabe que no tiene que cometer errores ni moverse demasiado.

Si me interrumpieran sus quejas o sus movimientos, Me vería obligado a castigarlo. Y él lo sabe, por lo que acepta todas las órdenes impuestas por su sádica femdom, sin rechistar.

Esta es la única manera de disciplinarle.

Uno de mis castigos favoritos de las velas es el juego de cera. Si su error de él es muy grave, entonces el castigo es mayor y más fuerte. Por ejemplo, lo disciplinan con una serie de latigazos sin la posibilidad de protegerse.