Ese momento mágico después de la ducha

Cuando me ducho, mi sumiso me espera justo fuera de la cortina de la ducha, de rodillas. Una vez que haya terminado, él ya sabe que se le permitirá lamer el coñoAsí que se prepara para ello.

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Me encanta darme duchas largas, calientes y relajantes. Cada vez que lo hago, me llevo a mi sumiso conmigo y le ordeno que se arrodille ante la puerta de la ducha.
Me sigue en silencio, a estas alturas ya ha aprendido que es la única manera de poder estar cerca de mí.

Está allí en el suelo frío, de rodillas, esperándome pacientemente. Mi ducha puede durar hasta 30 minutos. Sabe que solo tiene que esperar a que termine.

Ha aprendido a entender cuándo estoy a punto de terminar la ducha y salir. En ese momento, su excitación empieza a aumentar. Es consciente de que se acerca el momento de la recompensa.
Puedo verlo en sus ojos.

Como debe ser, cuando lo hace bien, le recompenso con algo que le encanta.
En este caso, le doy permiso para lamer rápidamente esa parte de mí que tanto ansía... Le permito lamer en breve mi dulce coño.
Sólo unos momentos... para que no olvide su sabor.