Servidumbre de la casa de campo

Para tener una relación femdom sana, es necesario introducir la formación del marido doméstico. Disciplino diariamente a mi sumisa, enseñándole cómo tiene que servirme correctamente. La disciplina no significa dolor y castigo, sino que significa dar la instrucción correcta al sumiso para que obtenga lo mejor de él.

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Una relación femdom se divide en varias fases que van desde las más suaves hasta las más extremas. De la vainilla al bdsm, disfrutando de los distintos aspectos durante el "viaje".

Una vez superada la primera fase, tanto tú como tu sumisa os daréis cuenta de que esto ya no es un "juego". Al contrario, se convierte en una relación femdom seria. Y como todas las cosas serias, esto implica la responsabilidad de las acciones y las consecuencias. Es importante explicar todo muy bien durante el entrenamiento del marido doméstico. La comunicación es esencial, tanto como la confianza. Algunas de estas consecuencias pueden ser dolorosas, pero son parte de un diseño lógico, respetuoso y amoroso creado por el ama.

El proceso de formación es largo y siempre continuo. Es como ir a la escuela, donde siempre hay algo nuevo que aprender.

A estas alturas, mi sumiso ya no duerme conmigo, sino que lo hace en un cobertizo. Su correa está bien sujeta a la pared, por lo que no puede ir a ninguna parte, como un perro.

I introdujo una especie de rutina en nuestra relación diaria. Todas las mañanas voy a buscarlo, le explico las tareas del día y luego lo llevo de vuelta al cobertizo. En el momento adecuado, vuelvo a recogerlo y puede empezar a realizar todas sus tareas.

Obviamente, mi relación femdom no sólo se basa en la servidumbre, sino que también se basa en el amor. Una forma diferente de amar, que sin embargo hace que la relación sea aún más profunda y pasional.