Vino y servidumbre a la luz de las velas

El siguiente paso en mi relación femdom es entrenar a mi sumisa para practicar la servidumbre doméstica. Empecé por enseñarle lo que tiene que hacer cuando se sienta en el sofá a relajarse o a ver la televisión. Tiene que traerme algo de comer y algo de beber, a mi elección...

Algunas de mis amigas más íntimas saben que vivo este estilo de vida con mi sumisa. No paran de preguntarme cómo gestiono la presión y la responsabilidad de tener a otro ser humano adulto bajo mi control total las 24 horas del día.
Me preguntan cómo me siento cuando practico la servidumbre doméstica en casa.

Por supuesto que no es fácil, pero es factible sobre todo si esta actitud está en tu naturaleza de dominatrix o ama.

El secreto está en darse cuenta de que los machos están para servir a las hembras superiores. Sí, el secreto está en la Supremacía Femenina y puede aplicarse a toda relación consensuada liderada por mujeres.

Como ser superior, no estás obligado a pedir siempre algo a tu subordinado ni a cuidar de él. Deberías sentirte libre y disfrutar de esta situación de superioridad.
Puedes usar tu submarino como mueble o decirle que se calle en el ángulo de una habitación.
Un buen sumiso obedecerá y persistirá en esa actividad, a pesar de sus deseos, el dolor o el aburrimiento. Y lo hace sólo porque su ama se lo ha dicho.

Es lo natural, forma parte de una relación femdom.